viernes, 29 de mayo de 2009

MESA INTERCULTURAL


(El arcoiris oficial de Ricardo Lagos)

En el año 2000, el Movimiento Unificado de Minorías Sexuales MUMS, convocó a una serie de organizaciones a participar en el primer Encuentro de Minorías Discriminadas en Chile. A la cita acudieron inmigrantes peruanos, trabajadoras sexuales, homosexuales y travestis, entre otros, quienes analizaron la situación de discriminados que vivían y acordaron estrategias en común. Tiempo después, la División de Organizaciones Sociales DOS, del Ministerio Secretaría General de Gobierno, cuya Subsecretaria era la actual diputada del PPD Carolina Tohá, recogió esta iniciativa y dio luz verde al Plan Tolerancia y No Discriminación.

El proyecto intentó contribuir a la disminución progresiva de las distintas formas de discriminación e intolerancia. Se planteó coordinar y apoyar las acciones de los actores e instituciones en el quehacer del Estado y de la sociedad civil, considerando las políticas públicas, la participación ciudadana y las comunicaciones como ejes centrales de acción. La convocatoria incluyó, entre otros, a los pueblos originarios, personas VIH positivas, trabajadoras sexuales, jóvenes, adultos mayores, lesbianas, travestis y homosexuales.

De todos ellos, llamaron la atención pública los grupos de homosexuales y travestis, dado que por primera vez eran considerados en este tipo de políticas sociales del Estado. En varias oportunidades, sus dirigentes participaron en reuniones de planificación realizadas en la Moneda, concitando el interés de la prensa acreditada en el palacio de Gobierno.

Las primeras demandas formuladas en la mesa intercultural estaban dirigidas al ámbito jurídico, como modificar el Código Laboral en lo que respecta a despidos por “necesidades de la empresa” (artículo 161 del Código del Trabajo) y al artículo 373 del Código Penal que castiga las llamadas “ofensas a la moral y las buenas costumbres”. Estas exigencias, planteadas por las trabajadoras sexuales, intentaron neutralizar los abusos de la policía.

En el mismo tenor, propusieron la creación de planes para educar a la policía, creando un manual de procedimientos que estableciera parámetros específicos en el ejercicio de sus deberes. Además, se propuso la creación de oficinas laborales en cada ministerio y servicios públicos para prestar orientación y asesoría legal a los afectados por discriminación e intolerancia. Todos estos temas fueron expuestos por las organizaciones de la sociedad civil a la mesa interministerial, compuesta por varios servicios públicos, oportunidad a la que asistió el entonces presidente de la Cámara de Diputados, Víctor Barrueto, y representantes de ambos cuerpos de la policía.

En tanto la “mesa intercultural” analizaba e intentaba establecer líneas de trabajo, su existencia pública se mantuvo en absoluta reserva. No obstante, el 6 de noviembre de 2000, el matutino El Metropolitano publicó un reportaje dando cuenta de los proyectos del Gobierno para enfrentar esta realidad. En la investigación, “Los planes de la Moneda contra la discriminación”, destacaron la participación de organizaciones lésbicas, homosexuales y travestis.

Al día siguiente, la noticia generó polémica cuando altos personeros de la Iglesia Católica, cuestionaron abiertamente el plan gubernamental. “Iglesia sorprendida frente a plan contra la discriminación”, tituló en portada El Metropolitano, incitando a un enfrentamiento de la Iglesia con el Gobierno de Lagos.

Con el mal no se puede dialogar, con la inmoralidad no se dialoga, la inmoralidad es como una enfermedad. ¿Por qué no se llama también a todos los enfermos? Con el pecado no hay que dialogar. Dios nos ama a todos, pero como hijos, pero rechaza nuestro pecado, declaró el obispo de Puerto Montt, Bernardo Cazzaro.

Por su parte, Orozimbo Fuenzalida, el ultra conservador obispo de San Bernardo, explicó que “discriminar es positivo”, agregando:

Se debe diferenciar de otros elementos que no significan discriminación, sino objetividad de los hechos. Si usted me dice: cómase esta papa, y ocurre que la papa está podrida, yo no me la como. Entonces no estoy haciendo una discriminación, sino que rechazando un mal.

“La moral y las buenas costumbres”

El aspecto más polémico resultó ser la derogación del artículo 373 del Código Penal que protege la moral y las buenas costumbres.

Todo depende de la modificación legal que se haga, es necesario estudiarlo y revisarlo mejor. Creo que derogarlo totalmente no, porque sería como abrir la puerta para decir que da lo mismo que todos los sinvergüenzas y homosexuales activos estén amenazando la vida de los niños, dijo el obispo Carlos Camus.

Si un país elimina la moral y las buenas costumbres, entonces se va al derrumbadero, añadió por su parte el obispo de Rancagua, Luis Gleisner.

Pese al tajante rechazo de casi todos los monseñores consultados, la nota discordante la puso Tomás González, obispo de Punta Arenas.

Estas palabras (moral y buenas costumbres) están casi obsoletas, son muy antiguas. Pienso que con sicólogos, siquiatras, moralistas esto va a cambiar, pero hay que hacer una mesa de diálogo. Hay una serie de elementos que hay que tomar en consideración porque no se trata de cambiar por cambiar, sino de buscar caminos de cambio, de expresiones y de contenidos que valgan realmente la pena.

Las declaraciones de los obispos motivaron la intervención de la entonces Subsecretaria General de Gobierno Carolina Tohá, quien exigió a El Metropolitano publicar una inserción de su autoría, explicando ahí los alcances del plan del Gobierno. En el artículo publicado, Tohá replicó:

De alguna manera, el solo hecho de que el Gobierno se siente a escuchar las opiniones y propuestas de grupos homosexuales desata temores y descalificaciones que de por sí son sintomáticos del clima de intolerancia en que vivimos.

Tiempo después, en un foro de minorías sexuales, Carolina Tohá fue consultada respecto a los efectos negativos que podría haber acarreado la polémica con los obispos, y señaló:

El reportaje de El Metropolitano no preocupó demasiado al Gobierno. Además, ese asunto (el reportaje) sólo le importó a la familia Hites (propietaria del medio en cuestión).

Sin embargo, otros funcionarios de la misma repartición, reconocen cierto revuelo provocado por las publicaciones de El Metropolitano, aunque, el Gobierno no retrocedió en sus propósitos, culminando el trabajo de análisis preliminar reflejado en el documento “Bases Generales del Plan Nacional para Superar la Discriminación en Chile”.

A pesar de las intenciones del Gobierno de turno, representantes de las minorías sexuales que participaron de la iniciativa oficial, criticaron el carácter conservador del plan gubernamental y los manejos poco claros de recursos destinados al fortalecimiento de las organizaciones de la sociedad civil. Carlos Sánchez, ex candidato a diputado y miembro de la mesa intercultural, dice que fue “invitado” a renunciar a la mesa por ser candidato gay en la lista del Partido Comunista en las elecciones parlamentarias del 2000.

Sánchez sospecha que esto se debió a la fuerte influencia de la Democracia Cristiana en el plan del Gobierno y a su nulo interés por dar autonomía a los grupos discriminados que participaron en el plan del Gobierno. Carlos Sánchez denuncia:

El BID hizo un préstamo al Gobierno de ocho millones de dólares para financiar proyectos que ayudaran a fortalecer la participación ciudadana. De esos recursos, más los provenientes del Estado, el Gobierno ha destinado sólo 2 millones de dólares a las organizaciones de la sociedad civil a través de fondos concursables. Nosotros desconocemos el destino de los otros recursos, pero sospechamos que fueron utilizados en campañas políticas a través de organizaciones no gubernamentales pro concertacionistas.

Por su parte, Silvia Parada, presidenta de la agrupación Traves Chile, manifestó sentirse decepcionada del trabajo realizado por el Gobierno en la “Mesa Intercultural”. Al respecto, Parada señaló:

La iniciativa del Gobierno se resume en cero aporte, no se ha concretado nada de todo lo tratado, sólo se han quedado en bonitos discursos. Nosotras no hemos sido favorecidas en ningún sentido, excepto por el aporte económico que nos entregó la DOS, la División de Organizaciones Sociales del Gobierno (responsable directa de la mesa intercultural), para la realización del Primer Encuentro de Personas Transgénero en Chile.

Foto: En la imagen, el ex presidente de Chile, Ricardo Lagos Escobar, creador de la polémica Mesa Intercultural, apuntando con su famoso dedo al dictador Pinochet, quien planificaba perpetuarse en el poder absoluto. La imagen es histórica, marchando un antes y un después en la carrera política del ex presidente socialista.

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