( La alegría de ser lesbianas)
En 1984, un año antes de la entrevista a Ernesto Muñoz en la revista APSI, las lesbianas criollas habían salido al ruedo con Ayuquelén (que en lengua mapudungun significa la alegría de ser), un colectivo lésbico – feminista liderado por Susana Peña, Cecilia Riquelme y Carmen Ulloa. Ayuquelén fue la primera organización de este tipo en el país y representó por años la única voz lésbica - homosexual en el concierto mundial, participando en los Encuentros de Lesbianas Feministas de América Latina y el Caribe y en las conferencias de la ILGA, Asociación Internacional de Lesbianas y Gays. La trascendencia del trabajo político del colectivo se fundamentó en la conformación de una conciencia lésbica local, provocando acalorados debates en distintos sectores sociales, fundamentalmente al interior del movimiento feminista criollo. En entrevista a la revista Izquierda XXI, publicada en septiembre de 1992, señalaron como objetivos de la organización:
Decir que existimos y cuestionar la heterosexualidad obligatoria, aportar al discurso feminista la reflexión sobre la sexualidad y abrir un debate sobre el lesbianismo con el movimiento social de mujeres.
Cecilia Riquelme, una de las fundadoras de Ayuquelén, además directora y editora de la revista lésbica mexicana Las Amantes de la Luna, explica el origen del colectivo Ayuquelén:
Hubo muchas motivaciones para organizarnos, las mismas que fueron creciendo en orden cronológico y de impacto: la cantidad de necesidades que teníamos como comunidad escondida e invisible, el hecho de haber sido expulsada de un trabajo por mi condición y lo más doloroso, el asesinato de nuestra amiga Mónica Briones. Desde 1983, que fui al Segundo Encuentro Feminista de América Latina y el Caribe en Perú y participé en el taller sobre lesbianismo en ese evento, volví muy motivada a Chile a conversar con otras compañeras para armar una organización. Con la ”Su” conversamos con muchas mujeres de la importancia de organizarnos, incluso con la misma Mónica. En ese contexto conocimos a Carmen, quien también había estado en el encuentro de Perú. Sin embargo, la trágica muerte de Mónica Briones, el 8 de julio de 1984, fuera del bar Jaque Mate, en Plaza Italia de Santiago, quien terminó asesinada por razones nunca aclaradas, nos impactó muchísimo. Recuerdo que nos reunimos después del funeral en el restaurante Quita Pena y no podíamos parar de conversar. Entonces decidimos que era tiempo de reunirnos sistemáticamente.
El asesinato de Mónica Briones fue catalogado por la policía como crimen común y ni siquiera figuró en la prensa, reclama Cecilia, agregando:
Es que la familia no quiso que se supiera nada, a diferencia de Mónica que no tenía problemas en asumirse como lesbiana. La familia dijo que había sido un atropello. Esto quedó muy guardado, pero cuando comenzamos a participar en encuentros internacionales empezamos a contar la historia y así quedó en nuestra memoria.
En contraste a lo que señala Cecilia Riquelme, la periodista Erika Montecinos, directora del portal lésbico Rompiendo el Silencio, afirma que la familia sí se esmeró en esclarecer el asesinato. En una investigación periodista inédita en Chile, Montecinos entrega interesantes nuevas luces de la investigación judicial iniciada por la familia Briones:
Decir que existimos y cuestionar la heterosexualidad obligatoria, aportar al discurso feminista la reflexión sobre la sexualidad y abrir un debate sobre el lesbianismo con el movimiento social de mujeres.
Cecilia Riquelme, una de las fundadoras de Ayuquelén, además directora y editora de la revista lésbica mexicana Las Amantes de la Luna, explica el origen del colectivo Ayuquelén:
Hubo muchas motivaciones para organizarnos, las mismas que fueron creciendo en orden cronológico y de impacto: la cantidad de necesidades que teníamos como comunidad escondida e invisible, el hecho de haber sido expulsada de un trabajo por mi condición y lo más doloroso, el asesinato de nuestra amiga Mónica Briones. Desde 1983, que fui al Segundo Encuentro Feminista de América Latina y el Caribe en Perú y participé en el taller sobre lesbianismo en ese evento, volví muy motivada a Chile a conversar con otras compañeras para armar una organización. Con la ”Su” conversamos con muchas mujeres de la importancia de organizarnos, incluso con la misma Mónica. En ese contexto conocimos a Carmen, quien también había estado en el encuentro de Perú. Sin embargo, la trágica muerte de Mónica Briones, el 8 de julio de 1984, fuera del bar Jaque Mate, en Plaza Italia de Santiago, quien terminó asesinada por razones nunca aclaradas, nos impactó muchísimo. Recuerdo que nos reunimos después del funeral en el restaurante Quita Pena y no podíamos parar de conversar. Entonces decidimos que era tiempo de reunirnos sistemáticamente.
El asesinato de Mónica Briones fue catalogado por la policía como crimen común y ni siquiera figuró en la prensa, reclama Cecilia, agregando:
Es que la familia no quiso que se supiera nada, a diferencia de Mónica que no tenía problemas en asumirse como lesbiana. La familia dijo que había sido un atropello. Esto quedó muy guardado, pero cuando comenzamos a participar en encuentros internacionales empezamos a contar la historia y así quedó en nuestra memoria.
En contraste a lo que señala Cecilia Riquelme, la periodista Erika Montecinos, directora del portal lésbico Rompiendo el Silencio, afirma que la familia sí se esmeró en esclarecer el asesinato. En una investigación periodista inédita en Chile, Montecinos entrega interesantes nuevas luces de la investigación judicial iniciada por la familia Briones:
La causa se abrió en 1985, cuando el padre de Mónica interpuso una querella por cuasi delito de homicidio. La decisión fue adoptada ante los reiterativos sucesos extraños que le ocurrieron a miembros de la familia después de su muerte. En la morgue, un carabinero le entregó un papel a su hermana Cristina con los datos de Gloria del Villar, indicándole que ella tenía relación con la muerte de Mónica. También, en esos duros días, un primo de Mónica recibió la llamada de una mujer que le indicó ver cuándo asesinaban a su prima ante la presencia de su amiga Gloria. La aludida recién fue ubicada a principios de 1986 en el norte del país. Prestó su primera declaración como única testigo de los hechos, pero cambió muchas veces su versión de cómo ocurrió la golpiza y por qué ella se fue de ahí, dejando a su amiga en la calle. Incluso, en sus primeras declaraciones, omite cualquier referencia al lesbianismo de Mónica.
Según detalla Montecinos en su investigación publicada inicialmente en Rompiendo el Silencio, el parte del deceso señaló que la muerte se debió a un "el accidente", como le llamaron en el Servicio Médico Legal, y se habría producido a las 6.20 de la mañana del sábado 9 de julio "después que la víctima fuera arrollada por un vehículo que se dio a la fuga. Sin embargo, otros antecedentes de la investigación periodística hablan de un sospecho “atlético y con corte militar” e, incluso, de un asesinato lesbofóbico por “encargo” de un marido poderoso y celoso de la sexualidad de su mujer. A la fecha, el crimen de Mónica Briones continúa en la impunidad, alimentando el mito.
Los hitos de Ayuquelén
Desde sus inicios hasta 1987, el grupo funcionó de manera cerrada en casas de las integrantes. Luego, por una necesidad de abrirse a más mujeres, Ayuquelén empieza a reunirse en la Casa de la Mujer La Morada (fundada por la arquitecta, activista feminista y lesbiana, Margarita Pisano), un lugar donde se instaló lo más radical del movimiento feminista en la década de los ochenta. Pese al apoyo, del feminismo criollo, la relación no fue fácil. Cecilia Riquelme recuerda:
Entre las feministas existía miedo a ser consideradas lesbianas, si bien en la Morada tenían la política de dejar reunirse en su casa a los grupos de mujeres que lo solicitaran, nosotras éramos “especiales”. Para ellas era delicado trabajar con lesbianas.
En ese contexto, se produce uno de los hitos más destacados en la historia del colectivo Ayuquelén, una entrevista grupal que concedieron a la periodista Milena Vodanovic de la opositora revista APSI, publicada el 22 de junio de 1987. En referencia a la apertura política que se pensaba llegaría con el fin de la dictadura militar, las activistas de Ayuquelen declaraban:
Creemos que ha llegado el momento de hablar, pero todavía tenemos miedo al rechazo, miedo a nuestras propias familias, a los compañeros de trabajo. Es súper difícil que se empiece a dar una apertura en Chile. En primer lugar porque este país es altamente homofóbico, basta ver el humor que existe, deben existir más de diez mil chistes que se mofan de los homosexuales. Vivimos en un ghetto, vivimos una doble vida.
Los otros hitos de Ayuquelén tuvieron que ver con su trabajo: participando en la gestión del Primer Encuentro de Lesbianas Feministas de América Latina y el Caribe, realizado en México en octubre de 1987; ideando y organizando el Primer Encuentro Lésbico Feminista Nacional, el año 1992, donde participaron alrededor de 50 mujeres de diferentes regiones del país. Desde entonces a la fecha, varias generaciones de mujeres han sido parte de esta histórica agrupación.
Entre las feministas existía miedo a ser consideradas lesbianas, si bien en la Morada tenían la política de dejar reunirse en su casa a los grupos de mujeres que lo solicitaran, nosotras éramos “especiales”. Para ellas era delicado trabajar con lesbianas.
En ese contexto, se produce uno de los hitos más destacados en la historia del colectivo Ayuquelén, una entrevista grupal que concedieron a la periodista Milena Vodanovic de la opositora revista APSI, publicada el 22 de junio de 1987. En referencia a la apertura política que se pensaba llegaría con el fin de la dictadura militar, las activistas de Ayuquelen declaraban:
Creemos que ha llegado el momento de hablar, pero todavía tenemos miedo al rechazo, miedo a nuestras propias familias, a los compañeros de trabajo. Es súper difícil que se empiece a dar una apertura en Chile. En primer lugar porque este país es altamente homofóbico, basta ver el humor que existe, deben existir más de diez mil chistes que se mofan de los homosexuales. Vivimos en un ghetto, vivimos una doble vida.
Los otros hitos de Ayuquelén tuvieron que ver con su trabajo: participando en la gestión del Primer Encuentro de Lesbianas Feministas de América Latina y el Caribe, realizado en México en octubre de 1987; ideando y organizando el Primer Encuentro Lésbico Feminista Nacional, el año 1992, donde participaron alrededor de 50 mujeres de diferentes regiones del país. Desde entonces a la fecha, varias generaciones de mujeres han sido parte de esta histórica agrupación.
Foto: Mónica Briones (Gentileza de Rompiendo el Silencio)
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