(El polémico acuerdo con Nelson Mery)
La madrugada del 4 de mayo de 1996, paradójicamente luego de la realización de la “Bandera Hueca”, la Brigada de Delitos Sexuales de Investigaciones de Chile desarrolló un operativo en contra de varias discotecas gays capitalinas, siendo detenidos y fichados más de 40 homosexuales. Entre las víctimas de la acción figuró la popular Francis Francoise, transformista de la discoteca Quásar. El accionar de la policía civil, filmado exclusivamente por el programa Informe Especial de Televisión Nacional de Chile, generó un conflicto interno en el grupo homosexual.
Sin embargo, lo más inaudito de la situación no provino de la actitud desmedida de los policías ni de la cuestionable labor de los periodistas, sino que de mis propios colegas, quienes llegaron a un acuerdo con la policía. La disputa en torno a las fichas homosexuales comenzó cuando, en mi condición de coordinador del MOVILH, interpuse un recurso de protección en los Tribunales de Justicia, mientras otros líderes del movimiento, como Marcos Ruiz, Carlos Sánchez y Roberto Pablo, se reunían con el Director de Investigaciones, Nelson Mery.
En esta reunión, organizada por la entonces diputada socialista Fanny Pollarolo (quien impuso la presencia del expulsado Rolando Jiménez en el encuentro), los líderes acordaron destruir las fichas de los homosexuales, a cambio de retirar la acción judicial que se había interpuesto en contra de la acción uniformada. Así, en vez de solucionar el conflicto, el acuerdo agravó la situación.
El MOVILH reunido en un pleno extraordinario, acordó desconocer el acuerdo cupular y continuar con las acciones judiciales. Sin embargo, el recurso de protección fue rechazado por la Corte de Apelaciones, por no estar suficientemente acreditado el delito, ordenando: pasen los antecedentes al juzgado del crimen correspondiente a objeto de que se investiguen si los hechos denunciados en el recurso pudieran justificar la existencia de algún delito, particularmente el señalado en el artículo 74 bis B del Código de Procesamiento Penal, señaló la resolución.
Luego, apelamos a la Corte Suprema, que ratificó el fallo de la Corte de Apelaciones y, finalmente, entablamos una querella criminal en el Tercer Juzgado del Crimen de Santiago, última instancia posible. Pese al empeño desplegado por el abogado de Derechos Humanos, Alberto Espinoza, la nueva acción judicial tampoco prosperó. Su fracaso se debió a las indagaciones realizadas por el Departamento V de Investigaciones de Chile, que incluyó testimonios de vecinos de la disco Quásar (que defendían la versión de la policía y criticaban la presencia de una discoteca homosexual en el sector), declaraciones de altos funcionarios policiales implicados en el operativo, declaraciones de periodistas de Televisión Nacional, así como también las declaraciones extra judiciales de los dirigentes Carlos Sánchez y Marcos Ruiz, quienes señalaron no desear seguir adelante con el recurso presentado en los tribunales, y que dicho trámite se acabara lo más pronto posible, según consta en el expediente 177.438-1 del Tercer Juzgado de Crimen de Santiago.
Relato de Francis Francoise
Mauricio Zenteno, famoso actor transformista, conocido como Francis Francoise, relata la amarga experiencia vivida aquella inolvidable noche.
Esa noche los detectives entraron a la discoteca como a las tres de la madrugada. No tuvimos derecho a cambiarnos de ropa y nos llevaron así no más, como estábamos vestidos. Nos sacaron del camarín y vimos cámaras de televisión dentro del local. Al salir también vimos cámaras. Nos subieron a unas camionetas y a otros autos de Investigaciones. En ese momento estábamos súper asustados, porque no es ninguna gracia que la policía te saque vestido de mujer de tu lugar de trabajo. Menos aún que te graben sin tu autorización. Primero nos llevaron a calle Rosas y nos tuvieron ahí como hasta las seis de la mañana, después nos trasladaron a la calle General Mackenna donde nos pasaron a una habitación llamada filiación. Nos tomaron las huellas dactilares y fotografías. Éramos más de 40 personas, entre la gente que hacía el show y otra gente elegida al azar. Primero nos hacían una tarjeta como de control, con el nombre, edad, dirección, nombre del papá y la mamá. Tenían otra hoja donde iban marcando si era alto, bajo, moreno, nariz respingada, etc. Eso era un poco raro, porque yo estaba vestida de niña chica y con maquillaje en la cara. Preguntaban si eras activo o pasivo, desde cuándo eras homosexual, qué preferencia sexual tenías en la cama, si tenías pareja, incluso querían saber los nombres de tus parejas y sus direcciones. Los que hacían la encuesta andaban con guantes quirúrgicos y delantales blancos, tipo enfermeros. Yo pensé que nos realizarían una revisión médica y el examen del SIDA, de hecho te preguntaban si tenías enfermedades venéreas. No podías reclamar o si no, te levantaban la voz. Todos queríamos salir luego y aceptamos la situación. A mí me ficharon como actor transformista, alias el Francoise. Ellos decían que estaban haciendo un empadronamiento porque estaban matando a muchos homosexuales y por si acaso nos mataban, así nos identificarían más fácilmente. Espantoso.
Foto: Francis Francoise, el transformista más popular de Chile y una de las víctimas del caso fichaje del 4 de mayo de 1996.
Sin embargo, lo más inaudito de la situación no provino de la actitud desmedida de los policías ni de la cuestionable labor de los periodistas, sino que de mis propios colegas, quienes llegaron a un acuerdo con la policía. La disputa en torno a las fichas homosexuales comenzó cuando, en mi condición de coordinador del MOVILH, interpuse un recurso de protección en los Tribunales de Justicia, mientras otros líderes del movimiento, como Marcos Ruiz, Carlos Sánchez y Roberto Pablo, se reunían con el Director de Investigaciones, Nelson Mery.
En esta reunión, organizada por la entonces diputada socialista Fanny Pollarolo (quien impuso la presencia del expulsado Rolando Jiménez en el encuentro), los líderes acordaron destruir las fichas de los homosexuales, a cambio de retirar la acción judicial que se había interpuesto en contra de la acción uniformada. Así, en vez de solucionar el conflicto, el acuerdo agravó la situación.
El MOVILH reunido en un pleno extraordinario, acordó desconocer el acuerdo cupular y continuar con las acciones judiciales. Sin embargo, el recurso de protección fue rechazado por la Corte de Apelaciones, por no estar suficientemente acreditado el delito, ordenando: pasen los antecedentes al juzgado del crimen correspondiente a objeto de que se investiguen si los hechos denunciados en el recurso pudieran justificar la existencia de algún delito, particularmente el señalado en el artículo 74 bis B del Código de Procesamiento Penal, señaló la resolución.
Luego, apelamos a la Corte Suprema, que ratificó el fallo de la Corte de Apelaciones y, finalmente, entablamos una querella criminal en el Tercer Juzgado del Crimen de Santiago, última instancia posible. Pese al empeño desplegado por el abogado de Derechos Humanos, Alberto Espinoza, la nueva acción judicial tampoco prosperó. Su fracaso se debió a las indagaciones realizadas por el Departamento V de Investigaciones de Chile, que incluyó testimonios de vecinos de la disco Quásar (que defendían la versión de la policía y criticaban la presencia de una discoteca homosexual en el sector), declaraciones de altos funcionarios policiales implicados en el operativo, declaraciones de periodistas de Televisión Nacional, así como también las declaraciones extra judiciales de los dirigentes Carlos Sánchez y Marcos Ruiz, quienes señalaron no desear seguir adelante con el recurso presentado en los tribunales, y que dicho trámite se acabara lo más pronto posible, según consta en el expediente 177.438-1 del Tercer Juzgado de Crimen de Santiago.
Relato de Francis Francoise
Mauricio Zenteno, famoso actor transformista, conocido como Francis Francoise, relata la amarga experiencia vivida aquella inolvidable noche.
Esa noche los detectives entraron a la discoteca como a las tres de la madrugada. No tuvimos derecho a cambiarnos de ropa y nos llevaron así no más, como estábamos vestidos. Nos sacaron del camarín y vimos cámaras de televisión dentro del local. Al salir también vimos cámaras. Nos subieron a unas camionetas y a otros autos de Investigaciones. En ese momento estábamos súper asustados, porque no es ninguna gracia que la policía te saque vestido de mujer de tu lugar de trabajo. Menos aún que te graben sin tu autorización. Primero nos llevaron a calle Rosas y nos tuvieron ahí como hasta las seis de la mañana, después nos trasladaron a la calle General Mackenna donde nos pasaron a una habitación llamada filiación. Nos tomaron las huellas dactilares y fotografías. Éramos más de 40 personas, entre la gente que hacía el show y otra gente elegida al azar. Primero nos hacían una tarjeta como de control, con el nombre, edad, dirección, nombre del papá y la mamá. Tenían otra hoja donde iban marcando si era alto, bajo, moreno, nariz respingada, etc. Eso era un poco raro, porque yo estaba vestida de niña chica y con maquillaje en la cara. Preguntaban si eras activo o pasivo, desde cuándo eras homosexual, qué preferencia sexual tenías en la cama, si tenías pareja, incluso querían saber los nombres de tus parejas y sus direcciones. Los que hacían la encuesta andaban con guantes quirúrgicos y delantales blancos, tipo enfermeros. Yo pensé que nos realizarían una revisión médica y el examen del SIDA, de hecho te preguntaban si tenías enfermedades venéreas. No podías reclamar o si no, te levantaban la voz. Todos queríamos salir luego y aceptamos la situación. A mí me ficharon como actor transformista, alias el Francoise. Ellos decían que estaban haciendo un empadronamiento porque estaban matando a muchos homosexuales y por si acaso nos mataban, así nos identificarían más fácilmente. Espantoso.
Foto: Francis Francoise, el transformista más popular de Chile y una de las víctimas del caso fichaje del 4 de mayo de 1996.
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